miércoles, 17 de junio de 2009

La vamos a liar


Eso me repetían ayer Papá y Mamá cada vez que me tiraba al suelo para llorar otra vez.


Parece ser que una no tiene el derecho a tener el día malo.


Y es que me levanté con el pie izquierdo y no me quisieron entender. Y ni los Barapapá, ni Pocoyó, ni la piscina ni la tacita de caracoles pudieron calmar la desazón que acongojaba mi pequeño corazón. Así que, qué mejor que pasar 6 (larguísimas) horas llorando a moco tendido?!
Creo que al final agoté la paciencia de mis padres (ellos dicen que lo son, pero desde luego ayer no lo demostraron) porque al acostarme no me dieron besitos y arrumacos como siempre.
En fin que ayer fue ayer y hoy ... ya veremos.